¡Hola, Artenauta! Hoy vamos a enseñarte cómo pintar nubes paso a paso con óleo.
Aunque hay muchos tipos de nubes (dependiendo de su altura y su forma), su construcción en pintura acaba siendo similar en muchos aspectos. Para asegurarnos de conseguir unos buenos resultados, debemos de saber que, en los cielos, el estudio del color, la forma y la pincelada es crucial.
Siempre deberemos de analizar primero cuál es la forma general en la que se nos presentan dispuestas estas nubes, pues no siempre las veremos en posición horizontal; sino que muy a menudo, y según estas se acercan a nosotros (especialmente en las zonas superiores), se suelen disponer en diagonal. Al fondo (en las zonas bajas del cielo), es más normal encontrárnoslas en posición horizontal.
En cuanto a la pincelada; es fundamental trabajar mezclando zonas fundidas con zonas bien recortadas y más empastadas según se presente el espesor de la nube. Además, la dirección de la pincelada y su ritmo será importante. Deberán de ser sueltas, cortas y con tendencia a variar de dirección para lograr sensación de ligereza y movimiento.
Por último, el color. Es muy importante darnos cuenta de que en los cielos raramente se presentará el color blanco puro, aunque lo parezca. En nuestro caso, vamos a trabajar un cielo diurno azul. Pero cada tipo de iluminación o condición atmosférica requerirá su propio estudio del color.
En este caso, si queremos lograr un aspecto realista y vivo, deberemos de quebrar los blancos con amarillos, anaranjados y rosados en sus iluminaciones y agrisar con tendencias moradas las zonas de oscuridad en las nubes.
Como consejo final, si tenemos a mano blanco de zinc en vez de blanco de titanio, será una ayuda extra, pues este pigmento es menos cubriente y mucho más sutil a la hora de reflejar los matices de nuestras mezclas con otros tonos. Vamos a ver cómo pintamos un cielo azul con nubes paso a paso:
Aprende a pintar nubes al óleo en 4 pasos
Paso 1 – Pintamos el fondo y la forma general de las nubes
Para el fondo, usaremos tres mezclas de azul de diferente valor tonal: oscuro (ultramar con cerúleo o cián), medio (mezcla de ultramar y cerúleo o cián con blanco) y claro (cerúleo o cián con blanco).
Barreremos desde la zona superior con el oscuro a la inferior con el claro, pasando por el medio, y fundiremos los tres tonos en un degradado muy suave. Esto creará un efecto de profundidad, pues, como sabemos, lo lejano tiende a aclararse por efecto de la cantidad de aire que nos separa.
Una vez trabajado el fondo, aplicaremos un gris medio fabricado con blanco y quebrado, con cierta tendencia hacia lo violáceo. Esta será la base de nuestras nubes.
Podemos aplicar la pintura con esponja (frotando en vez de estampar), o podemos trabajar con pinceles planos medianos, en diferentes direcciones, con pinceladas sueltas y cortas y fundiendo los bordes ligeramente con el fondo.
Prestaremos atención a la forma de las nubes, dejando los huecos necesarios para que se vea el cielo donde debe verse y así evitando corregir posteriormente, pues es complejo que el fondo quede bien si tenemos que rectificar.
Paso 2 – Aplicamos la sombra en las nubes
Con un tono más oscuro y más violáceo aún que el anterior, trabajaremos la parte en sombra de las nubes. Aquí será importante respetar la dirección de la luz y tenerla en cuenta en todo momento. Trabajaremos igualmente con pinceladas cortas y en diferentes direcciones, fundiendo más en las zonas superiores. No conviene abusar de ellas; el equilibrio entre las zonas de luz, medias y sombra será fundamental para un buen resultado.
Paso 3 – Aplicamos las iluminaciones
En las zonas superiores, trabajaremos con blancos quebrados con amarillos y magentas, pero de forma muy ligera. Una vez más, deberemos de cuidar la cantidad de pintura que aplicamos y no excedernos. Mejor, pinceles planos medios tirando a pequeños, con pinceladas en este caso bastante empastadas, y aplicando la pintura en pequeñas zonas. En este caso nos conviene más que sean pinceladas recortadas, para que las nubes delanteras destaquen bien sobre las que están detrás.
Paso 4 – Fundimos y matizamos zonas
Ahora solo resta fundir algunas zonas. Es un momento delicado que requiere elegir con calma qué partes se nos presentan más etéreas para degradarlas y en qué zonas conviene dejar la pincelada con los bordes bien recortados. ¡Ya tenemos nuestro cielo!
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